Aquest article complementa la sèrie dedicada al Tractat Violinschule de Leopold Mozart, que heu pogut llegir aquests últims dies al blog de Jordi Cervelló.
Este artículo complementa la serie dedicada al Tratado Violinschule de Leopold Mozart, que habéis podido leer estos últimos días en el blog de Jordi Cervelló.
Es evidente que al Tratado de Leopold Mozart irían siguiendo otros sobre la técnica del violín. A modo de ejemplo, destacaré algunos que han quedado como referentes y de interés todavía en el día de hoy.
Por ejemplo, el del violinista y compositor Louis Spohr titulado Escuela de violin, del año 1832. El del violinista francés Pierre Baillot, que hizo conjuntamente con Rodolphe Kreutzer y Pierre Rode para el Conservatorio de París, titulado L´Art du violon de 1834.
Ya en el siglo XX tenemos el tratado sobre técnica de arco a cargo del violinista francés Lucien Capet (1873-1928), escrito en 1916 bajo el título La technique supérieure de l’archet. Capet fue concertino de la Orquesta Lamoureux y fundador del cuarteto que llevó su nombre.
Poco más tarde, en 1921 aparecería una de las grandes aportaciones de ese siglo: el libro biográfico escrito por el violinista de origen húngaro Leopold Auer (1845-1930) titulado Violin Playing as I teach it, publicado en Nueva York por F. A. Stokes. Esta publicación condensa 60 años de experiencia del que fue un pedagogo único. Auer (foto) fue el gran maestro del Conservatorio de San Petersburgo (entre 1868 y 1917). Recuerdo que él fue el dedicatario del Concierto para violín de Tchaikowsky, y entre sus discípulos se hallan los más grandes nombres: Jascha Heifetz, Mischa Elman, Nathan Milstein, Efrem Zimbalist, Toscha Seidel, etc.
La otra gran aportación se debe al violinista y profesor Karl Flesch (1873-1944), con su extenso tratado conocido como El arte del violín, aparecido en 1923. La obra, escrita en dos volúmenes, causó gran impacto que ha perdurado hasta hoy. Flesch, al igual que Auer, fue un excelente violinista que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza. Primero en Bucarest, luego Amsterdam y Berlín, y sobre todo en Baden Baden. Su gran tratado lo abarca todo y yo de manera especial destacaría su segundo volumen titulado Forma artística y enseñamiento, verdadera joya que contempla la problemática interpretativa de la manera más amplia, con numerosos ejemplos de obras de grandes autores. Flesch es también autor de otros tratados. Son más breves y se basan en un tema concreto: por ejemplo, el dedicado al sonido, titulado Problems of Tone Production in Violin Playing, de 1931 (donde da consejos valiosísimos sobre como corregir sonidos defectuosos) o sus Urstudien, de 1911, un curioso método que se utiliza para poner en forma los dedos de la mano izquierda.
Otra publicación de gran interés y muy especial es la del violinista y profesor ruso I. M. Yampolski (1890-1956), que se centra exclusivamente en los digitados. Lleva por título The Principles of Violin Fingering, con un prefacio de David Oistrakh y fue publicada por Oxford University Press. Yampolski, que proviene de la Escuela Auer, fue uno de los grandes maestros rusos de su generación, y en su libro ofrece numerosos ejemplos sobre diferentes maneras de mover o cambiar los dedos, tanto por lo que se refiere a técnica pura (escalas, arpegios, escalas cromáticas, terceras, etc.), como a obras conocidas de Bach, Mendelssohn o Brahms. Esta obra apareció el año 1967.
Muy poco antes aparecía la famosa obra de Ivan Galamian (1902-1981) titulada Principles of Violin Playing an Teaching que apareció en el año 1964, editado por Faber and Faber de Londres. Galamian, de origen armenio, emigró a los Estados Unidos donde fue maestro de violín en el Curtis Institute de Filadelfia, y más tarde en la Juilliard School de Nueva York. Está considerado uno de los artífices de lo que llamamos escuela “judeo-americana”. Fue el profesor de Itzahk Perlman, Pinchas Zukerman, Michael Rabin, Jaime Laredo, etc., así como de gran parte de violinistas que luego actuaron de concertino en las principales orquestas de los Estados Unidos. Su publicación se basa en tres elementos fundamentales: evitar someterse a reglas rígidas, según él, perjudiciales para una natural y buena ejecución; obtener, en cambio, una verdadera comprensión técnica que permita encontrar los ajustes necesarios dentro de un equilibrio natural y, por último, la obtención de un control mental sobre los diversos movimientos físicos, encontrará la relación entre mente y músculos.
Todos los tratados mencionados, especialmente el de Auer, Flesch, Yampolski y Galamian han sido objeto de varias ediciones y todos ellos forman parte de la Biblioteca de los Conservatorios como una valiosísima fuente de información. Naturalmente que existen otros de interés, y otros que desconozco, pero los que he señalado los considero de consulta imprescindible.
Jordi Cervelló