
Imatge presa del web casareal.es
Ninguna sorpresa como era de esperar. Nadie se moja. Un rey bien condecorado, un ministro de Defensa en funciones llamado Pedro Morenés y, naturalmente, el ministro del Interior, también en funciones, señor Jorge Fernández Díaz. Habló el Rey y el ministro de Defensa sobre nuestro modelo de convivencia y sobre la brutal agresión del terrorismo sin olvidar de mencionar nuestra intocable Constitución.
El señor Morenés dejó claro que tiene la maquinaria preparada para cualquier eventualidad. ¡Qué bien! Da gusto oír hablar así. Por supuesto se refería al terrorismo, pero mi mente es rápida y pensé enseguida que la maquinaria también tendría opciones de penetrar en Catalunya.
Paso atrás. Era un 26 de enero de 1939. El ejército nacional entra en Barcelona. Las tropas franquistas bajo el mando del general Fidel Dávila publicó la siguiente nota: Aniquilado el criminal esfuerzo de los poderes que sojuzgaron a Cataluña para ponerla al servicio de siniestras e indignas maquinaciones, y rescatada la ciudad de Barcelona por el Ejército Nacional, ordeno y mando: Artículo primero. Queda reintegrada la ciudad de Barcelona y demás territorio liberado de las provincias catalanas a la Soberanía del Estado Español, cuya jefatura de las fuerzas armadas de tierra, mar y aire, ostenta ostenta el Generalísimo, capitán general del Ejército y de la Armada, jefe nacional de FE Tradicionalista y de las JONS, excelentísimo señor don Francisco Franco Bahamonde.
El lunes día 27 apareía el primer diario franquista con una elocuente editorial sobre la toma de Barcelona: “Cual ave fénix, España renace, es libre ya de esta taifa de infames que la condujeron al vilipendio y al ludibrio. El separatismo cerril, abyecto, criminal, de los traficantes de la horda, no podía conducir más que al caos, a la destrucción, a la expoliación, al robo y al crimen. Es la ley divina y humana que las pasiones que se generan en el odio, que se saturan en el rencor, conduzcan fatalmente adonde han llevado a Cataluña los miserables que la inculcaron en su odio a España. Y eran las tropas españolas, de nuestro ejército mil veces victorioso, las que venían nuevamente a liberar del crimen, del deshonor, de la vergüenza, del hambre y del caos a la Barcelona inmortal que escribe hoy las páginas más brillantes de su historia”.
Un titular del Correo Catalán reconvertido afirmaba: “Brazo en alto, Barcelona saluda a su salvador”. Me pregunto si don Felipe de Borbón, Pedro Morenés y Jorge Fernández Diaz conocen este texto. Deberían conocerlo. Pero quizás su olvido a lo que no les interesa, son palabras que van flotando en el aire. ¿Para que? Yo en cambio, si que considero una amenaza las palabras del ministro de Defensa con su Ejército a punto de intervenir. Incluso a veces, desde mi casa de Sarrià, imagino tanques bajando por la carretera de les Aigües.
Seguiré ofreciendo datos relacionados con las prohibiciones, imposiciones dictatoriales y la rigurosa censura que tuvimos que vivir. Lo haré especialmente sobre la música y la cultura.
Cuidado, que la historia se puede repetir.
Jordi Cervelló