En esta ocasión con el primer movimiento, con la cadenza, del Concierto para violín y orquesta núm. 1 de Paganini. Y, de nuevo, con una impresión enorme. Su sonido es bellísimo, empastado, puro, con un tono ya concreto. Da gusto oir como canta esta obra de carácter operístico. Y causa una gran impresión ver como resuelve tanto pasaje intrincado, que debe ejecutarse con autoridad. El arco, fenomenal. El détaché, bellísimo. Y el sonido en general es oro de la mejor ley. Toca con un Niccola Gagliano, que precisamente fue el primer violín de concierto de Anne-Sophie Mutter.
La grabación -con un pianista que las sabe todas- es suficientemente buena para valorar esta jovencita maravillosa. ¿Exagero? No creo. No tengo porqué hacerlo. Ahora dependerá de su enfoque, tanto a nivel familiar como de sus consejeros. Cuidado con los concursos. Ganarlos es importantes, pero deben dosificarse y mucho. Son un grave peligro. Espero lo mejor para ti, María.
Jordi Cervelló