La atracción de Moscú

Moscú despertaba interés generalizado. Nacía sobretodo de un “nuevo estilo ruso”, en especial por parte de escritores, compositores y artistas en general. Querían hacer revivir la historia de Moscú. Ya se ha comentado el acercamiento inesperado de Mussorsgky hacia esta ciudad. No solo él sinó también otros grandes compositores de San Petersburgo.

También aparecieron obras poéticas sobre temas históricos, así como grandes pinturas de los Surikov, Repin, Vasnetsov y Vrubel, que ensalzaban el gran momento de la historia de Moscú durante el siglo XIX. Viktor Vasnetsov fue el primer artista importante que hizo la transición de la pintura realista a las escenas fanásticas e históricas. Se graduó en San Petersburgo, pero Moscú lo marcó. En una carta a Stasov decía: “Cuando llegué a Moscú, sentí que estaba en mi casa. La primera vez que vi el Kremlin y San Basilio los ojos se me llenaron de lágrimas”.

Boris Godunov era la figura central de debate. En la vida real, Boris era el hijo huérfano de una antigua familia boyarda, que había crecido en la corte de Moscú como pupilo del zar Ivan El Terrible. Es importantísima la aportación pictórica que hizo Repin, que captó la escena en una pintura de un realismo sobrecogedor. Los ojos de Ivan El Terrible producen escalofríos.

Ivan El Terrible i el seu fill (detall)

Otro gran pintor, Vasily Surikov (1848-1916) también se refirió a Moscú en la historia de Los Viejos Creyentes. Así se denominaban los últimos rusos “auténticos”, cuya forma de vida no fue perturbada por la influencia europea. Dos grandes cuadros históricos causaron una enorme impresión: La mañana de la ejecución de los streltsy (1881) y Morozova, la esposa del boyardo (1884). Los impactantes rostros de Morozova fueron tomados de personajes reales que vivían en Moscú. Tolstoi se impresionó con esta pintura, y dijo: “El artista los ha captado de una manera espléndida! ¡Parece que estuvieran vivos! Casi puede oírse lo que susurran”.

La historia estaba viva en las calles de Moscú. Creció y se convirtió en el gran centro de comercio durante la segunda mitad del siglo XIX. La clave del espectacular crecimiento se hallaba en las nuevas líneas de ferrocarriles que convergían en la ciudad. Era el centro geográfico entre el este y el oeste, y entre el sur agrario y las recientes regiones industriales del norte.

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