
Anna Akhmatova, por Amedeo Modigliani (1911)
Anna Akhmatova (1889-1966) fue una personalidad enorme. Nació en el pueblo de Akhmat, cercano a Odessa, y era hija de una familia noble de origen tártaro. Estudió latín, historia y literatura en Kíev y Sant Petersburgo. Se casó con Nikolai Gumiliev, un poeta muy reconocido. Su vida fue de un sufrimiento casi constante, con momentos realmente horribles. Como poeta era extraordinaria.
En el año 1911 vivió en París, donde trabó amistad con el pintor italiano Amedeo Modigliani, que le hizo diversos retratos que se pueden ver por internet. En 1913, junto con Gumiliev y el también poeta Osip Mandelstam, crearon un grupo literario bajo el nombre de Acmeismo, corriente poética que se sumaba al renacimiento intelectual de Rusia. Los acmeistas rompían con el simbolismo para restablecer el valor semántico de las palabras. En este contexto, Anna publicó en 1912 su primer libro de poemas, La tarde, que tuvo una excelente acogida. En 1914 escribirá El rosario.
Tras los horrores de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, el estilo poético y sutil de Akhmatova apareció muy distinto. Hubo un rechazo hacia su obra poética por ser “una figura del pasado”. Los críticos izquierdistas dijeron que su poesía no era compatible con el nuevo momento. En un breve espacio de tiempo, se derrumbaron las principales instituciones y el país pasó en manos de los comités revolucionarios. Los bolcheviques de Lenin tomaron el poder y en octubre de 1917 se instituyó la dictadura del proletariado. En 1918 Anna se separará de su marido Nikolai Gumiliev y en este mismo año decidirá ir a vivir a La Casa de la Fuente, antiguo palacio de la familia Sheremetev, en San Petersburgo. Allí vivió largos años.
LOS DESASTRES
En 1921 se acusó a su ex marido de conspiración monárquica. Fue encarcelado y luego fusilado. Se convirtió en el primer gran poeta que los bolcheviques fusilaron. Después de su separación, la relación entre Anna y Nikolai había seguido siendo buena. Anna, que nunca dejó de amarlo, escribió un poema conmovedor:
Hoy en la intimidad un límite sagrado
que traspasar no puede aún la pasión más loca
ni siquiera si el amor el corazón desgarra
y en medio del silencio se funden nuestras bocas.
Su hijo Lev, conocido historiador, fue arrestado y deportado en Siberia. La obra poética de Anna sería prohibida y ella acusada de traición. Por temor a que fusilaran a su hijo quemó toda su documentación personal. Ya en los años 30 llegó de nuevo el horror: la Gran Purga, que siguió al asesinato de Sergei Kirov en 1934. El poeta Vladimir Mayaskowski se suicidó en 1930. Gorky fallecería en 1936. Y poco después, de nuevo la tragedia: poetas como Meyerhold, Mandelstam, Bábel, Pilniak y los georgianos Yashhvili y Tabidze serían arrestados y fusilados. Y en 1941, la poetisa Marina Tsvetánea decidió suicidarse. Era la horrible orquestación de la orquestada “nomenclatura” soviética.
Más adelante, a raíz de la guerra con Alemania, el clima cambió y comenzaron a divulgarse copias clandestinas de la literatura rusa. Poetas o descendientes de ellos recibían miles de cartas de soldados que combatían en el frente citando poemas que circulaban clandestinamente. Eran poesías que habían aprendido de memoria para evitar serios problemas. Poemas de Blok, Briusov, Sologub, Esenin…, que eran declamados por soldados y oficiales del ejército. Por otra parte, tanto Anna Akhmatova como Boris Pasternak, que habían vivido un cruel exilio, recibían diariamente numerosas cartas desde el frente de combate.
Anna Akhmatova tenía una apariencia sorprendente. El historiador Isaias Berlín, que la visitó en La Casa de la Fuente, quedó impresionado de ella. Dijo: “No era una belleza. Era algo más que una belleza, mejor que una belleza. Era una mujer que, por su rostro y su aspecto, por su fuerza expresiva, por su genuína inspiración, que de inmediato llamaba la atención, se distinguía de entre todas las mujeres”. Mientras que Mandelstam dijo: “Se paraba en el estrado, con su clásico chal que le caía de los hombros, parecía que ennoblecía y elevaba todo lo que estuviese en su alrededor”.
LA OBRA
La producción de Anna Akhmatova, además de sus mencionados La tarde y El rosario, cuenta con el extenso y muy reconocido Poema bez geroia (1940-1962), Requiem (1935-1940) -verdadera obra maestra-, Beg vremeni (1965), además de numerosos ensayos sobre Pushkin y unas memorias donde relata sus estrechas relaciones con Blok, Modigliani y Mandelstam. En 1946 fue expulsada de la Unión de Escritores Soviéticos.
La Casa de la Fuente se convirtió en apartamentos, como se hizo con otros grandes palacios. La mansión de los Volkonsky, en Moscú, fue transformado en un edificio de viviendas para trabajadores. A la burguesía provinciana, le quitaron sus propiedades. Quemaron sus residencias o las confiscaron. Era una “guerra contra los palacios”, considerados símbolos zaristas. El espacio privado desaparecía y la familia patriarcal era reemplazada por una organización comunista. La vida del individuo era absorbida por la comunidad. Los artistas tenían un papel preponderante en el nuevo “hombre soviético”. Stalin lo calificó de “ingeniero del alma humana”. Grandes artistas como Vsevolod Meyerhold en teatro y el grupo Kinok, con Eisenstein, del campo cinematográfico, compartían este ideal comunista. Lenin dijo que el cine era para ellos la más importante de todas las artes. Lo valoraba sobre todo por su valor propagandístico.

Anna Akhmatova, retrato de Kuzma Petrov-Vodkin (1922)
Todo lo que escribes me impresiona y me encanta,pero este es me ha entusiasmado y no tenia ni idea de ella. Gracias Jordi