Otras dos figuras de la cultura rusa que volvieron a Rusia fueron Máximo Gorky y Serguei Prokófiev. Gorky ya se había pronunciado de manera muy valiente contra el régimen leninista. Se marchó destrozado por todo lo que había visto. Se instaló en Berlín, desde donde visitaría los balnearios termales de Alemania y Checoslovaquia, para luego instalarse en la ciudad italiana de Sorrento. Sin embargo, durante sus años de exilio sintió una nostalgia de su patria que llegó a ser insoportable y por ese motivo decidió volver. Coincidió también que en Italia surgiría el fascismo, lo que le hizo cuestionar su oposición hacia los bolcheviques. Ya de nuevo en Rusia, las intrigas fueron continuas. Desde que se instaló, en 1931, Gorky fue objeto de una vigilancia continua por la NKVD. Gorky se fue oponiendo a la política de Stalin y protestó por la persecución de varios dirigentes. Expresó públicamente su opinión sobre la personalidad de Stalin e incluso rechazó el encargo biográfico sobre el dictador que le proponía el Kremlin. Gorky murió de manera misteriosa. La NKVD ya había asesinado a su hijo anteriormente y su viuda estaba convencida de que fue una orden de Stalin acabar con su vida.
LA VUELTA DE SERGUEI PROKÓFIEV
También la vuelta a Rusia de Prokófiev, tras casi 20 años de ausencia, fue convulsa, sobretodo en los últimos años, que llegó a ser dramática y dolorosa. Se instaló de nuevo en 1936, justo en el momento donde La Gran Purga se había intensificado. Vale la pena extenderme con este episodio, ya que es fiel reflejo del momento extremadamente duro impuesto por el criminal Stalin.
La llegada con su esposa Lina Llubera, nacida en Madrid pero de origen catalán, causó sensación. Lina era una excelente cantante. Prokófiev era ya muy famoso y destacaba entre sus colegas en cuanto a reconocimiento internacional y especialmente por sus ganancias. Durante todos estos años ofreció innumerables conciertos como pianista y como compositor se le programaron muchas de sus obras. Estuvo sobre todo en los Estados Unidos donde actuó con los grandes conjuntos americanos y en toda Europa especialmente en París donde también residió. En Moscú acompañado de su esposa tuvo un recibimiento espectacular causando particular atención su vestimenta muy a la americana con colores chillones, pajarita o zapatos de color…se veía mucho más extranjero que ruso.
Ya en enero de 1927 realizó su primera visita en compañía de Lina tras casi diez años de ausencia. Prokofiev, fiel a su manera de pensar hizo ya en este viaje comentarios “antibolcheviques” que volvió a repetir cuando se instaló definivamente. Y también Lina citó a dos nombres, el de Tairov y el de Meierhold en relación con la representación de la música prohibida de Prokofiev. Ambos estaban ya en la lista de “sospechosos” del gobierno de Stalin.
En este primer viaje realizó una importante gira de conciertos por el territorio ruso, el primero de ellos en la Sala Grande del Conservatorio de Moscú. Fue recibido con una fanfarria a la que siguieron discursos de bienvenida. Fue el 24 de enero. Para su esposa Lina fue muy hermoso ver la acogida tan entusiasta que se le dispensaba en cada actuación o en cada interpretación de sus obras. Ella iba siempre a su lado. Prokofiev era muy noble e ingenuo y estaba convencido de que sus comentarios sobre política tendrían poca influencia en unas autoridades que precisamente no se distinguieron por la amabilidad. Tras esta primera incursión en su país, Prokófiev viaja de nuevo a Europa, Suiza, París…, una vida absolutamente frenética y llena de emociones hasta que en 1929 realiza una rápida visita a Moscú y Leningrado. En el Teatro Bolshoi de Moscú, tuvo ocasión de escuchar diversos discursos sobre los procedimientos de admisión en el Partido en un tono “grandilocuente y soez”. Hubo incomodidad sobre todo por parte del director teatral Vsévolod Meierhold, que tuvo mucho miedo el aumento de la purga. Marcha vía París y de nuevo a los Estados Unidos. Era la Navidad de 1929. Gran gira por el país americano en el que también su esposa Lina destacó con su bella voz. Boston, Nueva York, Filadelfia y luego California.
Mientras tanto, llegaban noticias inquietantes de Moscú. Miaskowski aconsejaba a Prokófiev que no fuera a Rusia. En aquel momento hubieron crueles persecuciones contra la religión y los religiosos, por los bolcheviques, y graves cambios en el mundo musical. Miembros de la Asociación de Músicos Proletarios habían acaparado todo el poder. Meierhold no daba señales de vida y recibió la noticia del suicidio de Miaskowski. Poco después Meierhold escribía a Prokófiev que los “músicos proletarios” se oponían a que su música se interpretara en el Teatro Bolshoi y también en el Conservatorio de Moscú.
VIAJE DEFINITIVO
Fue en abril de 1936 cuando Prokófiev emprendió ya lo que sería el viaje definitivo a Rusia. Se les concedió un piso en Moscú. La alegría no duró demasiado ya que, poco después, Stalin iniciaría la guerra contra “el estamento” referida a intelectuales y artistas. El primero se denominó “Caos en vez de música”, un ataque directo contra Shostakovich. El responsable del Comité Estatal para asuntos artísticos estaba a cargo de Platon Kérzhentsev, que a su vez estaba bajo las órdenes directas de Stalin. El director teatral Meierhold fue una de las primeras víctimas. Se suprimió el Teatro de Meierhold “por ser ajeno al arte soviético”. Meierhold fue arrestado, apalizado y ejecutado en febrero de 1940.
Al cineasta Eisenstein en el año 1937 se le perdonará la vida y le permitirán rectificar sus “errores”. El siguiente golpe fue para el Teatro de Cámara de Moscú de Alexander Tairov. Éste se encontraba entre los llamados “artistas formalistas”, es decir, los enemigos del pueblo. Desaparecerá así una institución clave, referente del teatro ruso.
COMIENZA EL DESCALABRO FAMILIAR
El matrimonio Prokófiev se deterioró. Irrumpió en su vida la joven Mira Mendelson, estudiante de literatura en el Instituto Gorky de Moscú. Conocerá a Prokófiev en un balneario. Entablan una primera conversación que poco a poco se convertirá en “pasión”. Era la época del arresto de Meierhold. Lina no se dará cuenta del asedio de Mira con su marido. No fue hasta otoño de 1939 cuando Lina supo de las relaciones entre ambos. El año 1940 fue el momento decisivo. Mira comenzó a buscar un libreto para una nueva ópera de Prokofiev. La relación se intensificó y Prokófiev acabará escribiendo a Lina una carta sobre sus remordimientos de conciencia, que considera un verdadero tormento.
TRES GRANDES SUCESOS
El 15 de enero de 1948 se formaliza oficialmente el matrimonio entre Prokófiev y Mira Mendelson. El 10 de febrero se publica una noticia alarmante sobre los compositores. El Politburó del Comité Central del Partido Comunista acusa a Prokofiev y Shostakovich de “formalistas, enemigos del pueblo,causantes de efectos perjudiciales con su música”. En la lista también figuraban otros nombres importantes como A.Katchaturian, V. Shebalin, G. Popov y N. Miaskowski. Las óperas de Prokofiev y de Shostakovich fueron retiradas de la cartelera así como las obras sinfónicas y de cámara. La música rusa tuvo un revés mortal que la condenó en las tinieblas. Sergei Prokofiev nunca más se repuso de este durísimo golpe. Durante este año sufría frecuentes dolores de cabeza y había ya comenzado con problemas de riego cerebral.
Y Lina que ya fue señalada como “sospechosa” fue detenida y arrestada improvisadamente el 20 de febrero de 1948 acusada de espionaje y condenada a 20 años de reclusión en una zona ártica, en un gulag donde estaban internados actores, poetas, escritores, sacerdotes etc. Lina fue liberada en 1956 del campo de concentración. Es decir 8 años de cautiverio. Un cautiverio que superó milagrosamente. Fue el 30 de junio cuando sus hijos Sviatoslav y Oleg reciben un telegrama de su madre para confirmar su llegada: “Salgo esta tarde ocho treinta. Besos. Mamá”
Pasaba el tiempo y los grandes compositores, los que llevaron Rusia a la cúspide fueron muriendo. Tristes y desengañados. Pasaron por lo que nunca debía de pasar. En 1949 Prokofiev sufre una insuficiencia vascular cerebral y el 5 de marzo se anuncian dos muertes: la de Sergei Prokofiev y la de Josef Stalin. Parece grotesco pero así fue. El entierro de Prokofiev fue sencillo al que acudieron solo familiares y algunos amigos. El de Stalin fue en cambio multitudinario, unos llorando, otros celebrando. Este día 5 de marzo constituyó un día enormemente triste para la música y un enorme respiro ante la desaparición de un tirano que provocó tanto dolor.