Josef Lhévinne (1874-1944)

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Josef Lhévinne es otro de los grandes pianistas rusos. Fue discípulo de Vasili Sofanov y a su vez de Leschtizky. A su lado, es necesario hablar de su esposa, Rosina Lhévinne, ya que también fue una pianista extraordinaria. Ambos estudiaron en el Conservatorio de Moscú. Joseph se presentó en público cuando tenía 14 años, interpretando el Concierto Emperador de Beethoven, que dirigía Anton Rubinstein. Lhévinne era, además, compañero de estudios de Rachmaninov y de Scriabin. En 1892 conseguiría la Medalla de Oro.

La que sería su esposa, Rosina, se apedillaba Bessie y provenía de una familia de joyeros holandeses judíos que se trasladaron a Moscú entre los años 1881 y 1882. Tenía cinco años menos que Joseph y fue también discípula de Sofanov que, sin embargo, al enfermar, éste le recomendó de seguir con Joseph el que sería su esposo. Rosina también obtuvo la Medalla de Oro del Conservatorio en 1898. La joven pianista estaba ya preparada para ejercer la carrera de solista, pero cuando se casó con Joseph finalmente renunció a sus ambiciones y decidió permanecer al lado de su marido y dedicarse a la enseñanza y a la interpretación en dos pianos junto a su marido, con la reducción de la parte orquestal. Este voto lo respetó hasta la muerte de su marido en 1944. Más adelante contaré su enorme labor como maestra de piano.

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El joven matrimonio vivió en Tbilisi, Georgia y luego en Berlín para después emigrar a Nueva York y trabajar juntos en la Juilliard School. Joseph, sin embargo, seguía con su carrera concertística. Era un personaje muy admirado y de caràcter más bien retraído. Le apasionaba la astronomía le gustaba dar recitales al aire libre y de noche. Era muy selecto y un gran técnico. Basta escuchar el estudio de terceras o el de octavas en si menor de Chopin como ejemplo de una técnica perfecta y depurada. También destacaba su legato quasi glissando, efecto que impresionaba a cualquier gran pianista que lo escuchara. Y su cantabile hermosísimo, que tanto influyó en las generaciones posteriores. Lhévinne era ya un pianista perfecto. Rosina Lhévinne vivió en cambio muchos años. Murió a los 96 años y sustituyó a su marido en la Juilliard desde el momento en que murió. Por internet podemos contemplar alguna de sus clases.




Harold Bauer (1873-1951)

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Harold Bauer, a la Manhattan School of Music

Se trata de un pianista especialísimo con una historia única. Bauer, nacido en Londres, era violinista e hijo de violinista. Estudió con Adolf Pullitzer y debutó con tan solo 10 años en Londres. Durante unos años más recorrerá toda Inglaterra hasta que llega un hecho insólito. En 1892 recibe consejos del veterano pianista polaco Ignace Paderewsky, quien le aconsejó, después de escucharle como pianista, que con este instrumento podría tener un gran futuro. Y así fue. Bauer deja poco a poco su instrumento principal y en tan solo un año realiza un progreso tan excepcional con el piano que comienza a dar conciertos. Primero en París y Rusia, luego consigue un éxito importante interpretando el Concierto nº 1 de Liszt, dirigido por Hans Richter, y en 1900 debuta con la Orquesta Sinfónica de Boston tocando el Concierto en re menor de Brahms. Sin embargo, su fuerte fue la música de cámara. Un verdadero especialista sobre todo en el duo, y más especialmente con los lieder de Schubert.

Fue a partir de los años 20 cuando comienza de manera regular tocando con colaboradores de gran prestigio: Mischa Elman, Fritz Kreisler, Jacques Thibaud y nuestro Pau Casals con quien, además de actuar en numerosas ocasiones, tuvieron una relación muy estrecha fuera de la música. Cuando se conocieron, Bauer tenía solo 30 años. Conectaron rápidamente y con su duo hicieron historia interpretando las mejores obras de los Brahms, Schumann, Beethoven… Y su amistad era realmente curiosa. Eran como dos niños. Su acusado y tan distinto sentido del humor los llevó a momentos de una gran comicidad.

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Fritz Kreisler, Harold Bauer, Pablo Casals y WalterDamrosch, en el Carnegie Hall, en 1904

Sus viajes en barco cuando iban a los Estados Unidos eran muy jugosos. Por ejemplo, un divertimento suyo era pelearse en el camarote, pegándose y chillando. También los dos iban en cubierta, donde juntos hacían ejercicios de gimnasia. Es necesario recordar que en el año 1917, junto al gran violinista Fritz Kreisler, interpretaron el Triple Concierto de Beethoven con la Filarmónica de Nueva York. Y fue en 1919, Bauer crea la Sociedad Beethoven de Nueva York, una institución con el objetivo de dar a conocer obras menos importantes de Beethoven para dar a conocer también la obra de otros autores. La Sociedad existió hasta 1940 y fue siempre dirigida por el propio Bauer. Y durante los años 30 fue director del departamento de piano de la School of Music de Manhattan. Sobre su vida existen unas memorias de su alumno Raymon Hanson, que llevan por título Memorias de Harold Bauer como profesor. Son unas diez páginas de gran valor y que no dudo en aprovechar, algunos párrafos agudos y veraces. Hanson estudió con Bauer en la Universidad de Hartford de Connectitut, en Estados Unidos, del años 1946 al 1951, año de su muerte. Bauer como gran observador de la técnica pianística fue elegido por la famosa Editorial Schirmer de Nueva York para escribir ejercicios especiales de precalientamiento, con el fin de lograr el mejor control de los dedos.

Bibliografia: Harold Bauer, his Book, 1948



Leopold Godowsky (1870-1938)

Godowsky

Continuando con esta serie dedicada a grandes pianistas del pasado, siguen ahora los que nacieron a partir de 1870. El lituano Leopold Godowsky será esta vez nuestro protagonista. Con Godowsky se seguía una linea novedosa, con intérpretes cuyo afán era descubrir nuevos caminos, a través de una técnica que le permitía efectos hasta ese momento inexplorados.

Godowsky fue un caso especial. Quizás el único gran pianista que no pertenecía a ninguna escuela en concreto. Nació cerca de Vilna el 13 de febrero de 1870 y murió en Nueva York el 21 de noviembre de 1939. De padres judíos, tuvo la fatalidad de perder a su padre pocos meses después de nacer. Pero tuvo la suerte de que un tío suyo violinista se ocupó de sus estudios. Con tan solo 9 años, fue admitido en la Hochschule de Berlín. Allí estuvo hasta 1884, año en que se embarcó hacia los Estados Unidos, de donde regresaría a Europa en 1886, con la intención de estudiar con Liszt en Weimar. Después de su muerte se traslada a París, donde entabla una buena amistad con el compositor Camille Saint-Saëns. Godowski decide  enseñar y de nuevo, en 1891, viaja a los Estados Unidos, donde sería profesor del Royal College en Nueva York y, de 1891 a 1893, enseñaría en el Conservatorio de Filadelfia. Entre 1893 y 1900, estuvo en el Conservatorio de Chicago. Fue en la década de 1890 cuando realizó numerosos arreglos de música de otros compositores. 54 transcripciones y una reelaboración de los Estudios de Chopin, que le dio también una buena reputación como compositor.

Luego regresaría a Berlín, donde estuvo varios años y, apartir de 1909, fue profesor en la Akademie der Tonkunst en Viena, cargo ocupado anteriormente por Busoni. A partir de los primeros años de la década de 1930, su vida fue enormemente dramàtica. Su hijo menor se suïcida en 1932 y en el año 1933 fallece su esposa Frieda Saxe, un amor de juventud. Cuando Gotowsky murió en 1939 fue enterrado en el Temple Israel Cemetery, junto a sus queridos esposa e hijo.

Sobre el enseñanza, Godowsky tenía una teoría sobre la enseñanza que consideraba fundamental. Estaba obstinado en que el peso, la relajación y la economía de movimientos era como la piedra angular de la técnica de la interpretación y también del mecanismo. Liberar el peso, en vez del impulso muscular, que consideraba un esfuerzo inútil. Al igual que sus antecesores Siloti y D’Albert, también Godowsky procuraba la pureza sonora, un cantabile de hermosa textura o la fusión de sonidos prolongados en los legatos. Eliminar los rubato, tan de moda anteriormente, y lograr potencia sonora, sin necesidad de aporrear el instrumento. Y también otra cuestión importante como retardar la música cuando se debía anunciar un tema concreto o al revés, acelerar el “tempo” con el fin de provocar emoción en un momento de tensión.

Cuando murió, el New York Times hizo un artículo muy sentido en el que decía: “Leopold Godowsky fue una figura única entre todos sus contemporáneos: un fenomenal pianista y músico excepcional (…). Buscó nuevos mundos donde desplegó su arte y desarrollar sus modismos de técnica pianística que tuvieron un fuerte impacto en el desarrollo de la técnica actual (…). Para otros grandes pianistas, como Hofmann y Rachmaninov, era muy estimado y respetado”.

Godowsky amb Chaplin

Godowsky con Charles Chaplin

De Godowsky existe el “International Master Institut of Music Leopold Godowsky”.

Bibliografia:
Jeremy Nicholas: Godowsky: pianista de los pianistas
APR. Wark 1989.

Leonard Saxe: La música publicada de Leopold Godowsky
Music Library Association Notes (1957)



Alexander Scriabin (1872-1915)

Scriabin 2

No debe de extrañar que en este bloque de pianistas destacados incluya también a Alexander Scriabin, ya que lo fue. En sus primeros años de juventud, era un gran pianista, como lo fue el mismo Rachmaninov, con quien coincidió por haber estudiado juntos con el célebre profesor Nikolai Zverev. Scriabin ingresó en el Conservatorio de Moscú en 1899 y solo tres años más tarde obtuvo el Primer Premio y Medalla de oro como pianista en dicho conservatorio. Mitrophone Bélaiev, gran editor y mecenas, lo dio a conocer en el extranjero (Berlín, París, Bruselas, Amsterdam…) como pianista, obteniendo un éxito enorme. Hizo también dos giras por los Estados Unidos. Una en 1906 y otra en 1907. Pero cada vez se volcaba más en la composición. Scriabin era un claro ejemplo de intérprete-compositor. Como al revés, en el caso de otros músicos que eran compositores-intérpretes. Pero poco a poco la doble faceta fue disminuyendo, y cualquier músico debía decidir ser sólo intérprete o compositor, ya que la vida de intérprete a nivel internacional era cada vez más exigente y, para mantenerse en un alto nivel, tenía que renunciar a las muchas horas de paz que requiere el componer.

Scriabin, junto a Mussorgsky, Stravinsky y Prokofiev, fue uno de los autores más originales de Rusia. Su vida no fue fácil. Su madre fue una excelente pianista, discípula de Anton Rubinstein, pero murió poco después de haber nacido Alexander. El niño tenía unas dotes increíbles. A los 4 años ya improvisaba fantasías con el piano, aprendió a leer y escribir muy pronto y ya de pequeño escribía tragedias, con su pequeño teatro desmontable que era su juguete preferido. Pero para hablar de él he preferido incorporar un contenido muy especial. Las palabras de Pau Casals sobre Scriabin que aparecen en el libro Reflexions de Pau Casals, unos pensamientos íntimos que recogió el escritor Albert Kahn. Casals visitó por vez primera Rusia, donde debutó en 1905, invitado por el pianista Alexander Siloti, dentro de su ciclo de conciertos, que celebraba en San Petersburgo. Y fue en una de sus visitas que conocerá a Scriabin. Dos páginas enteras relatan su relación con los compositores del momento, entre ellos Rimsky Korsakov, Glazunov, Rachmaninov, Cesar Cui y, naturalmente, Scriabin. Dice sobre él: “Entre los compositores rusos que conocí fue Scriabin el que me produjo una mayor impresión (…). Tenía 30 años cuando le conocí y era un hombre de aspecto interesante, un auténtico innovador, un inventor, un pionero que exploraba toda clase de ideas, no solamente musicales, sino también filosóficas. Discutíamos juntos muchas de sus ideas. Opinaba que la música, tal como nosotros la entendíamos, era pobre y rudimentaria en muchos aspectos. Estaba especialmente interesado por las relaciones entre música y color, convencido en que las escalas musicales tenían una correspondencia con otros sentidos: color, gusto, olor. Para él todas las posibilidades de sensación estética tenían que ser investigadas, los efectos eran muy distintos si se escuchaba a oscuras o a la luz del día. Y las sensaciones respondían tanto a las variaciones de color como a los cambios de temperatura. Me llevó a su casa y me enseñó un aparato que había inventado para reproducir el sonido en color y que producía unos efectos maravillosos. En aquel momento componía su obra orquestal “Prometeo” con una parte destinada a un teclado de luces que se debían de proyectar sobre una pantalla durante la representación”. Casals lamentó y mucho que este genio extraordinario muriera con tan solo 43 años.

Scriabin 3

SCRIABIN COMPOSITOR
La obra compositiva de Scriabin tuvo recorrido. Primeras y profundas influencias de Chopin y Liszt, pero poco a poco se dirigiría a una expresividad mística y contemplativa de cierto aire religioso. Se libera del sistema tonal para basar su obra en lo que él llamaba acordes sintéticos, de procedencia modal. Su obra quedó muy olvidada cuando murió, debido en parte al furor por Stravinsky y también por Prokófiev, pero poco a poco su aceptación fue en aumento hasta llegar en el día de hoy, en que su obra es programada constantemente, en especial su corpus para piano: 10 Sonatas (1893), 26 Estudios, 90 Preludios, 21 Mazurcas, tres grandes poemas orquestales, el más famoso de los cuales es el del Extasis (1905-1907), tres Sinfonías, su Concierto para piano de 1896-97 -una obra de gran belleza muy poco conocida en nuestro país-, y su Mysterium, obra que comenzó en 1903 y que dejó inacabada cuando murió, en 1915. Scriabin planteó esta composición como un trabajo sinestético, en el que explotaba sentidos como el olfato, el tacto , los colores. Pretendía con esta obra que su estreno fuera en las estribaciones del Himalaya en la India. En el momento de su fallecimiento tenía ya escrito un Preludio que tituló Prefatory Action.

BIBLIOGRAFIA
Montagu, Nathan. Handbook to the piano works of Scriabin. Chester, 1922
Swan, Alfred. Scriabin. New York-London, 1923
Scriabin: extensa biografía. Pianosociety
V. Delsohn. Las sonatas para piano de Scriabin. Muzgiz (Moscou).
Amén de todas las enciclopedias musicals y revistas especializadas.





Ferruccio Busoni (2)

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DEVOTO DE FRANZ LISZT
Busoni vivía con Franz Liszt. Fue uno de los que más difundió su obra, ya fuera en concierto como a sus discípulos. Liszt era la meta. Los dos veranos que estuvo en Weimar, centro artístico de tradición goetheniana, fueron inolvidables para todos los participantes. Maestro y discípulos hacían la vida en común. De la mañana a la noche, dividiendo el estudio, el trabajo, las charlas y el divertimento propio de los jóvenes. Tuvo unos 18 discípulos, algunos de los cuales se convertirían en pianistas ilustres.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS COMO PIANISTA
Después de Liszt, Busoni fue el primero en alargar la tastiera del piano y obtener nuevos efectos, fuera con la mano o con los dedos. Se dice que intentó lo que en su día realizó Paganini con el violín: glissandi en las dobles cuerdas, octavas en martellato: una nueva manera de entender el pedal, el aprovechamiento de la parte más alta y más baja del teclado, utilizar los diez dedos en las estructuras polifónicas, nuevos matices con el fin de lograr un sonido orquestal, realizar acordes con los cinco dedos sin arpegiar, la completa independencia de los cinco dedos…

Gisella Selden-Goth, discípula y amiga de Busoni, que escribió el año 1964 su libro sobre él titulado “Un profilo”, explica de manera exacta su comportamiento cuando tenía que tocar un concierto con orquesta: “Daba siempre la impresión de que quien sea se encontrara en el podio del director, la obra venía “dirigida” desde el piano. Necesitaba reunir todo el organismo instrumental en su propia mano. Cuando tocaba, sus ojos daban vueltas continuamente, de un atril a otro, como si estuviera haciendo música de cámara sin dejar de escuchar atentamente la fusión entre piano y orquesta. Antes de los ensayos tenía discusiones inacabables con el director de turno. La ejecución de cada compàs hasta el último detalle. Esto era a veces insoportable para un director que tenía ya una idea preconcebida de como tenía que funcionar su orquesta. Busoni solo deseaba una unidad perfecta de la ejecución”.

Busoni fue también el primer pianista de interpretar los “24 Preludios” de Chopin en una sola sesión. Y, naturalmente, su gran especialidad era su pasión por la música de Liszt, con especial atención hacia las obras menos divulgadas. Le gustava Cesar Franck y Saint Saëns, pero no se sentía cómodo con Debussy, que no incluía casi nunca. Consideraba su música como “musica poco saputa”. En la última época, las obras que fundamentalmente interpretaba en sus ya escasas apariciones en público, eran de Bach y Liszt, además de conciertos de Mozart y piezas del pasado ya olvidadas de autores como Hummel, Weber y Mendelssohn.

LAS TRANSCRIPCIONES
La famosa edición “Bach-Busoni” que contiene siete volúmenes fue publicada ya en 1920. Su contenido viene explicado por el mismo Busoni con las siguientes palabras: “El contenido de estos 7 volúmenes representa un valor que ha significado 25 años de mi vida y que ya considero acabado. La devoción de la casa editora “Breitkopf-Härtel” ha hecho posible editarlo en una edición completa”. La magna obra se considera como un conglomerado superior sobre el arte de tocar el piano.

Una alta escuela de interpretación, que va desde las simples “Invenciones” a dos voces hasta el estilo monumental de las transcripciones de órgano. Busoni se propuso transformar la maravillosa escritura bachiana para darle otra luz a través de una exigente escritura como de una fantasía virtuosística se tratara. Acercarla a él, al Busoni de verdad y con su mente de extraordinario observador. Su camino progresivo es toda una ciencia, una exploración que no ha tenido precedentes.

El fondo Ferruccio Busoni se encuentra en el Centro Studi Musicali de Empoli, localidad donde nació.


Ferruccio Busoni (1866-1924)

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Siguiendo el orden de nacimiento, después de D’Albert el más sobresaliente es Ferruccio Busoni, nacido dos años después. Busoni fue una personalidad excepcional, con una vida completa y compleja. A él le debo dedicar un espacio que será uno de los más amplios, y que dividiré en dos capítulos, dada su trayectoria repleta de los más variados episodios.

Es sabido que el checo Ignaz Moscheles fue uno de los primeros en fundar el “concierto-espectáculo”. Moscheles era unos 15 años mayor que Liszt y nació en 1794. Luego, con Liszt, el recital de piano ya era mucho más frecuente. Con la llegada de Ferruccio Busoni el pianismo adquirió nuevos impulsos. Y de fatalidad puede calificarse su desaparición, con tan solo 58 años, y en un momento en el que su creatividad no cesaba. Nació en la localidad italiana de Empoli el año 1866 y era hijo de padre italiano y madre alemana. El padre era clarinetista y la madre, Anna Weis, una buena pianista. Y ella fue la que se ocuparía de los primeros pasos del pequeño, introduciéndolo ya en algunos Preludios de Bach. Su padre no dudó en inscribirlo en el Conservatorio de Viena, entonces el más importante de Europa. Allí tiene la ocasión de conocer a Brahms y Hellmesberger. Su profesor Wilhlhem Mayer-Remy se da cuenta del talento de Ferruccio y lo estimula para realizar un curso de composición. Con Meyer ya trabajó y asimiló 48 Preludios y Fugas de Bach, que recibió casi inconscientemente, así como un buen número de piezas de Mozart. Ambos compositores, además de Chopin y la figura de Liszt, fueron la columna vertebral de su pasión hacia la música.

En 1883 inicia la segunda fase de su vida y se traslada en Leipzig. Allí se relaciona con la editorial de partituras Breitkopf & Härtel, con la que tuvo una larga y prolongada relación. Busoni se interesará por todo. Es uno de los artistas más completos de toda la historia. Era un lector constante de literatura, sobre las ciencias, las lenguas y naturalmente su piano, la dirección de orquesta, la composición y sus alumnos.

1890 fue un año memorable. Tenía 24 años y ganaba el Concurso Rubinstein en San Petersburgo, con su obra Konzertstück, para piano y orquesta, interpretada por él mismo. En 1893 viaja a los Estados Unidos, donde toca en ocho ciudades distintas, y en 1894 regresa a Berlín. Entre 1900 y 1911 escribió su primera ópera: Die Brautwahl, el concierto para piano y orquesta y otro para violín. Otra estada en Estados Unidos, para luego asumir la dirección del Liceo Musicale Rossini de Bolonia, que reformó consiguiendo equipararlo al nivel de los centros alemanes. Un último contrato en los Estados Unidos, que sería la quinta vez. Toca en enero de 1915. A su regreso a Europa, y debido a la guerra, se instala en Zurich, donde encontró un clima tranquilo y afectuoso. Pero en 1920 vuelve a su ciudad, para dedicarse nuevamente a la enseñanza, que realiza en su domicilio. Entre sus discípulos cuenta con Kurt Weill, Philip Jarmach y Vladimir Vogel. Pero su salud se quebranta. Problemas de riñón y algunos ataques cardíacos le provocan momentos depresivos. Pero en Berlín, Busoni tocaba frecuentemente y fue en aquellos años cuando dedicó gran parte de su tiempo con las transcripciones de Bach y de Liszt. Busoni organizaba entonces la “clase Busoni”, que fue un revulsivo para los pianistas. De 1901 a 1911, se convirtió en un concertista de fama mundial, además de ser considerado un “pianista problemático”. De 1902 a 1909, dirigió además la Filarmónica de Berlín, con la que realizó muchos estrenos de autores del momento.

Es importante subrayar que Busoni al piano fue un caso único. Era sólo él, diferente de todos los demás. Su concepto de la interpretación era reflejo de su mente inquieta, y provocaba estupefacción. Se decía incluso que escucharle equivalía a una “aventura peligrosa”. Su Chopin era a veces extraño y nada convencional. Lo tocaba con firmeza, claridad y un fraseo libre y con matices inesperados. Despertaba admiración o rechazo. Pero su personalidad siempre estaba presente.

Eugen d’Albert (1864-1932)

Del gran pianista y pedagogo Karl Czerny (1799-1857), discípulo de Beethoven, salieron dos discípulos extraordinarios: Franz Liszt y Theodor Leschetizki. Ellos fueron los fundadores de dos grandes escuelas pianísticas, que dominaron Europa varias décadas. De Liszt procedían Sauer, Siloti, Rachmaninof, Kempff, etc. Y de Leschetizki: Brailowski, Schnabel, Lhevine y Moiseiwitsch.

El segundo pianista que he elegido para esta série de grandes intérpretes históricos es Eugen d’Albert, discípulo de Liszt. Este pianista alemán, de origen escocés, nació en Glasgow y comenzó sus estudios en el Royal College de Londres. A los 16 años, debuta con el Concierto para piano y orquesta de Schumann, que dirigió Hans Richter en el Crystal Palace. Gana el Gran Premio Mendelssohn y se desplaza a Viena, donde residió casi diez años. Con Liszt estudiaría en Weimar, a partir del año 1882, y fue un especialista de Beethoven y Bach, realizando numerosas transcripciones al piano de este último . De Brahms, recibió recomendaciones acerca de la interpretación de sus obras. Fue además sucesor del violinista Joseph Joachim en la Musikhoschule de Berlín, a partir de 1907. D’Albert tuvo dos grandes discípulos: Edwin Fischer y Wilhelm Backhaus. Además se le considera uno de los últimos grandes pianistas románticos, junto a Busoni o Paderewski. Su carrera se desarrolló entre Austria y Alemania. Eugen d’Albert fue también un compositor reconocido. Escribió música para piano al estilo Brahms, de cámara, un excelente concierto de violonchelo y otro para piano -que él mismo estrenó con la Filarmónica de Viena-, y nada menos que 20 óperas, influenciadas por otro ídolo suyo como fue Wagner. Y lo más curioso es que su ópera más famosa -que lleva por título Tiefland esté basada sobre un libreto que Rudolph Lothar extrajo del drama del poeta catalán Ángel Guimerá Terra baixa. Una ópera representada en casi todos los teatros del mundo. D’Albert la escribió en 1896 y se representó por primera vez en Praga el mes de noviembre de 1903. La ópera posee un Intermezzo de gran inspiración, que se interpreta como pieza orquestal.

A D’Albert se le apodaba “El pequeño gigante”. Era bajito pero fuerte y temperamental. Liszt se sentía muy orgulloso de tenerlo como discípulo, elogiándolo en numerosas ocasiones. Los días mejores de D’Albert, sin embargo, fueron cuando Liszt ya no vivía. El pianista de Glasgow era uno de los mejores intérpretes de Beethoven. El director de orquesta Bruno Walter dijo en una ocasión que se sintió hinoptizado escuchando la “fuerza titànica” de D’Albert interpretando el Concierto del Emperador de Beethoven. Debutó en Nueva York el año 1889.

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Eugen d’Albert, en 1912

VIDA PERSONAL
Albert tuvo grandes amigos como fueron Richard Strauss, Hans Pfitzner, Engelbert Humperdinck, Ignatz Waghhalter o el dramaturgo Gerhart Hauptmann. Se casó seis veces y tuvo ocho hijos. Su segunda mujer fue la extraordinaria pianista, cantante y compositora venezolana Teresa Carreño, de la que hablaremos más adelante, ya que fue una verdadera celebridad. El año 1914 se mudó a Zurich y se convirtió en ciudadano suizo. Murió el año 1932 a los 67 años en Riga y fue enterrado en el cementerio de Lugano.

Por internet se encuentran varias grabaciones de D’Albert, pero es necesario ir con sumo cuidado ya que en los años que grabó estábamos todavía en fase muy rudimentaria. Intento conseguir las grabaciones más afortunadas dentro de las posibilidades. Pero la personalidad y el genio del pianista se perciben sobradamente.

Bibliografia:
Eugen D’Albert 1864-1932. La vita e le opere. Guido Molinari. Polimnia.
Wunderpianist und Komponist. Atalantis Musikbuch-Verlag. Charlotte Pangels.

Alexander Siloti (1863-1945)

Quizás un primer ejemplo correspondería al pianista polaco Ignacy Paderewski (1860-1941), que también se distinguió en la política. He considerado que este pianista no pertenece a la pléyade de intérpretes en busca de nuevos caminos, tanto de orden musical como técnico. Paderewski era un músico con carisma pero romántico en exceso, y su nivel técnico era discutible.

Y comienzo con Alexander Siloti nacido tres años más tarde, una figura importantísima en todos los aspectos. De origen ucraniano y primo de Serguei Rachmaninov estudió composición con Sergei Taneiev, armonía con Chaikowsky y piano con Nikolai Zverev, el mismo maestro que tuvo Rachmaninov. También fue discípulo de Liszt en Weimar, entre 1883 y 1886. En 1887 volvió a Moscú donde fue profesor del Conservatorio.

En 1891 abandona Rusia y se dedica a ofrecer conciertos por Europa. Luego embarca a los Estados Unidos y actúa en varias ciudades, destacando Nueva York, Boston,
Cincinnati y Chicago. Siloti actuó de director de orquesta en el estreno mundial
del Segundo Concierto de su primo Serguei Rachmaninov. De 1901 a 1903 fue director de la Filarmónica de Moscú, y de 1903 a 1917 organizó en San Petersburgo los Conciertos Siloti, donde presentó a figuras importantes, entre las que se encontraba Pau Casals. Y también estrenó obras de autores del momento, como Debussy, Elgar, Sibelius y Schoenberg, además de los rusos Prokofiev, Scriabin, Stravinsky, Glazunov, etc. En 1918 es nombrado intendente del Teatro Marinski pero al año siguiente abandona la Unión Soviética para instalarse definitivamente en Nueva York, donde fue profesor en la Juilliard School. Murió en esta ciudad el 8 de diciembre de 1945.

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Alexander Siloti junto a Franz Liszt

UNA PERSONALIDAD
Siloti era un hombre especial y simpático. En cuanto a sus discípulos, les recomendaba trabajar de manera interválica. No más de media hora seguida argumentando, que después de este tiempo se producía un cierto cansancio. Se explica que una hija suya le dijo una vez sobre esta cuestión: “Padre, yo estudio media hora y para nada me siento cansada”. A lo que el padre le contesta: “Tú no estudias, tú tocas”. Siloti adoraba a Liszt hasta el punto de creer que después de muerto podía seguir comunicándose con él. Se cuenta incluso que llegó a poner un plato en la mesa para que el espíritu de Liszt los acompañara y mantener comunicación con él. En cuanto a los hermanos Anton y Nikolai Rubinstein, comentaba que Anton era tan excepcional que a cualquier alumno le venían ganas de dejar de tocar el piano.

BIBLIOGRAFIA
Existen tres Fondos importantes de Alexander Siloti:
1. El “Archivo Siloti” de Stanford que depositó su alumno Charles Barber en el que hay numerosos documentos.
2. El de la Universidad de Maryland que contiene correspondencia, libros, cartas, partituras…y que donó su hija Kiriema Siloti.
3. “Cartas de Alexander Siloti” que se encuentra en los archivos de Peters en la ciudad de Leipzig.

GRABACIONES


Grandes pianistas

El concierto público de los instrumentistas como solistas y en recitales vino más o menos a finales del siglo XVIII y sobretodo ya durante los primeros 30 años del siglo XIX. Comenzó entonces lo que puede llamarse “concierto-espectáculo” y fue el checo Ignaz Moscheles (1794-1870) uno de los primeros. El concertista no se presentará ya como pianista-compositor sino como intérprete al servicio del compositor. Hacia el año 1840 se usaba el término “piano-recital” y Franz Liszt (1811-1886) fue también uno de los primeros en proporcionar espectáculo. Su período más intenso fue entre 1839 y 1847. El era el rey de este instrumento que interpretaba los Beethoven, Weber, Chopin, Schumann, Schubert y naturalmente sus propias obras. Fue un revulsivo como lo fue Paganini.

Liszt

Franz Liszt

Mi intención es referirme sobre pianistas del pasado, nacidos a partir de más o menos 1860, es decir los discípulos de Liszt, de los hermanos Anton (1830-1894) y Nicolás Rubinstein (1835-1880) y especialmente de Theodor Leschetizky (1830-1915). Ellos fueron los que alcanzaron un virtuosismo que admiramos todavía en el día de hoy y que fueron los precusores del período de oro del piano, pero también del violín y del violonchelo.

El piano ya llegó a la cumbre con los pianistas que precedieron a los míticos y sobradamente conocidos Horowitz, Arrau, Richter, Benedetti, Weissenberg, etc. Ellos son los que motivan este escrito y los que vendrán. Lo hago ya que se trata de nombres, la mayoría de ellos poco conocidos. El hecho de que lo fueran se debe
lógicamente a que en sus años la técnica de grabación era todavía muy primaria y no es fácil encontrar registros que den fe de como realmente se tocaba. Pero hay un buen número de grabaciones que han sido “salvadas” gracias a la eliminación de ruidos y una masterización rigurosa. Nunca será la calidad de cuando apareció el microsurco (hacia los años 50 del siglo XX), pero son documentos valiosísimos, ya que varios de ellos nos dan una muy buena percepción de como realmente interpretaba el solista elegido. Estamos hablando de grabaciones “históricas”.
En total serán entre 20 y 25 a los que me referiré y entre ellos destacan Siloti, D’Albert, Busoni y Godowsky, que serán los cuatro primeros en aparecer. Varios de ellos estaban en activo ya a finales del siglo XIX.

Busoni

Ferruccio Busoni