Las mujeres compositoras

Estos últimos meses me he dedicado a las violinistas olvidadas y ahora es el turno, nada menos, que de las compositoras. Conocía algunas pero reunidas todas ellas en un mismo listado produce una impresión muy grande. ¿Cómo es posible? Y pensar que de la mayoría de nombres no dice absolutamente nada. Una lista que reune unas 100 compositoras, a lo largo de más de tres siglos de historia. Es sin embargo un “listado secreto”. Dentro del sinfonismo, en la orquesta sinfónica, hay una norma. Una norma que hace ya tiempo que es LEY. Dice que la historia compositiva està formada solo por unos quince grandes nombres, que van básicamente de Mozart a Shostakovich. Naturalmente solo hombres. Esta base es inquebrantable y debe ocupar, como mínimo, el 60 por ciento del programa entero. Cuando digo esto, pienso en nuestro país, salvo alguna excepción. Un nombre desconocido es mala cosa. Las principales sinfonías y conciertos serán repetidos sin límite. Ninguna obra de un intruso será programada. Y cuando hablo de intruso me refiero a cualquier autor fuera del círculo habitual. La obra de compositores locales irá siempre colocada donde menos moleste a la obra póstuma. También de intrusas se considera a las mujeres compositoras. Una obra femenina es una rareza. El listado al que antes me refería, con la gran mayoría de nombres desconocidos, tiene una sencilla explicación. El hombre ha sido el principal culpable de que exista un “listado secreto”. Él ha sido quien ha robado la libertad de la mujer, relegándola a un silencio total, impidiendo durante años su dedicación a la composición. Su lugar era de orden doméstico. Prohibir su realización a nivel cultural o despreciándola en su voluntad de creadora. El objetivo se logró. Las orquestas sinfónicas casi nunca o nunca programan obras de compositoras. El listado es SECRETO.

Sir Thomas Beecham en su día pronunció una célebre frase que parece ha tenido su efecto. Dijo: “Nunca han existido, ni existen, ni existirán, mujeres compositoras”. Mi trabajo consistirá en aportar información de las compositoras nacidas hacia 1800 hasta las primeras décadas del siglo XX, pero sobre todo adjuntando grabaciones de sus obras, que a día de hoy se pueden encontrar fácilmente en el portal YouTube. Antes, sin embargo, debo referirme a varias compositoras que fueron extraordinarias en el pasado. Autoras del Renacimiento tardío y del Barroco, de las que también se pueden encontrar excelentes grabaciones en internet.

ALGUNOS NOMBRES DEL RENACIMIENTO Y EL BARROCO
La italiana Francesca Caccini (1587-1640) está considerada una de las primeras compositoras de la historia. Era de Florencia y estuvo ligada a la Corte de los Medici. Era el centro creativo más importante del mundo. El 3 de febrero de 1625 estrenó la ópera La liberazione di Ruggiero. La también italiana Maddalena Casulana (1544-1590) fue una célebre cantante y experta en el laud. Publicó sus propias composiciones especialmente los madrigales. Otra italiana fue Isabella Leonardi (1620-1704), que se especializó en
música instrumental. Era Abadesa del Convento de Santa Ursula, en Novara. Escribió los Salmos para il Vespro della Beata Vergine di Loreto.

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Francesca Caccini

A Elisabeth Jacquet de La Guerre la tenemos que situar en París (1665–1729), en el reinado de Luis XIV. Escribió sonatas para clave y violín y destacó por una bellísima voz. Maria Margherita Grimani fue una monja agustina activa durante años en Viena. Compuso la ópera dramática Pallade e Marte, que se representó en Viena durante el aniversario de Carlos VI, el 4 de noviembre de 1713. Ana Amalia de Prusia (1723–1787) era hija de Federico Guillermo I de Prusia. Su padre la atormentó de manera despiadada, ya que de ninguna manera quería que su hija fuera compositora. También compositora fue Marianne von Martinez (1744–1812), discípula de Joseph Haydn que la llamaba “la pequeña española”. Además de compositora, fue cantante, musicóloga y pianista. Compuso misas, el Salmo 113 para coro y orquesta, y una Sinfonía en Do. De la misma época es Maddalena Laura Sirmen (1745–1818), violinista y compositora italiana nacida en Venecia. Fue discípula de Giuseppe Tartini, que la apoyó en todo momento. Escribió un excelente Concierto para violín, que estrenó con mucho éxito en Londres.

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Elisabeth Jacquet de la Guerre

Marie Emmanuelle Bayon (1746–1825) tuvo una gran actividad e influencia en Francia. Su carrera es interesantísima. Compuso música para obras teatrales, además de dos óperas. Era polifacética, y fue muy admirada por destacados hombres de la Ilustración francesa del siglo XVIII, además de por reconocidos compositores extranjeros. El listado de estas pioneras podría ser más largo, pero creo que ya es suficiente ya que de todas las que he nombrado se encuentran, como decía antes, excelentes grabaciones, que en el fondo es lo más importante. Además, hay literatura especializada sobre el tema. Una de las últimas novedades, de gran interés, es la que acaba de publicar la Editorial Acantilado bajo el título de Armonias y suaves cantos. Las mujeres olvidadas de la música clásica, cuya autora es la inglesa Anna Beer. Su libro es excepcional. Muy recomendable.

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LAS COMPOSITORAS DEL SIGLO XIX
Iniciaré a partir de ahora, una serie de artículos dedicados a las mujeres compositoras con dos nombres relevantes: Fanny Mendelssohn y Clara Schumann, que precisamente convivieron con dos de los grandes compositores del romanticismo: Felix Mendelssohn y
Robert Schumann. Es desagradable e incomprensible que dos de los compositores que mas adoramos y escuchamos hayan tenido precisamente una conducta egoísta enfrente a las dos mujeres citadas.

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Fanny Mendelssohn

Fanny y Clara fueron dos grandísimas pianistas pero también compositoras desde la edad más temprana. Las dos facetas iban en paralelo. Tenían además una preparación musical muy sólida, adquirida con los maestros Zelter y Wieck (el padre de Clara), respectivamente. Pero las dos facetas que iban en paralelo sufrieron un contratiempo que vino directamente de los compositores mencionados. En el caso de Felix Mendelssohn, también hay que añadir la intervención de su padre, Abraham Mendelssohn Bartholdy. Ni Schumann aceptaba tampoco que Clara fuera también creadora. Fanny, dado su nivel de vida muy alto, debía de seguir con las normas habituales centradas en el hogar. Sentirse mujer, madre y realizar su actividad artística en el hogar. Sin embargo, ambas siguieron componiendo, en especial piezas para piano y música de cámara. Fanny, a partir de 1820, organizaría en su lujoso domicilio los conocidos conciertos Sonntagmusiken, que llevó a cabo hasta casi el final de su vida.

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Clara Schumann

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