FANNY MENDELSSOHN
La relación de Fanny con su hermano Felix fue muy estrecha. Ella era cuatro años mayor que él. Ambos hermanos “jugaban” con la música, se intercambiaban partituras, temas y todo tipo de ocurrencias. Pero, más tarde, su situación dio un giro inesperado.
Hijos de un rico banquero judío, vivían lujosamente en un tipo de sociedad paternalista, que influyó en la familia Mendelssohn. La cuestión es que el joven Felix, en detrimiento de Fanny -por ser mujer-, tuvo un apoyo ilimitado, con viajes continuos y multitud de ocasiones para perfeccionar su arte, dirigiendo y dando conciertos como pianista. Por el contrario, Fanny a los 14 años la obligaron a continuar su futuro como madre y como esposa, siguiendo las normas de su clase social privilegiada. Los conciertos públicos, o la publicación de sus obras, no formaban parte de la actividad femenina. Pero sí que se organizaban veladas en su casa de Berlín, a las que acudían personajes y músicos conocidos. Allí es donde Fanny tenía su campo de acción. Así, a partir de 1820, se celebraron las Sonntagsmusiken.
Ella dirigía un coro de 20 cantantes y a la Orquesta de la Hofkapelle: oratorios, extractos de óperas, además de interpretar música de cámara o recitales ella sola, con todo tipo de obras, especialmente de Bach, Beethoven y de su hermano Felix. Pero el evento principal de estos conciertos fue la puesta en escena de la Pasión según San Mateo de Bach. La puesta en escena de la Pasión de Bach fue un acto solemne y testimonial, que tuvo lugar en Berlín en 1829, y que reunió jóvenes poetes, filósofos y científicos, además de la presencia de su hermano Félix que tenía con Fanny una relación de admiración recíproca. Félix se movía en la escena pública y Fanny en su reducto privado.
A partir de 1831, Fanny pasó por un gran momento creativo, con la composición de tres cantatas con dos solistas vocales, un coro en cuatro partes, la orquesta con timbales. La obra posteriormente se titularía Oratorio sobre escenas de la Biblia, estructurada en un total de 13 movimientos. Como pianista, Fanny fue extraordinaria. Para la historia ha quedado la proeza de interpretar de memoria, con tan solo 13 años, los 24 preludios de El clave bien temperado, de Johann Sebastian Bach, en una de las audiciones realizadas en su casa de Berlin.
Más adelante Fanny viajaría hasta Italia. En Roma pasaría junto a su marido -el pintor Wilhelm Hensel- los días mas felices de su vida, ya que fue acogida por músicos italianos con gran entusiasmo y admiración.
CLARA WIECK
Bien distintos fueron los inicios de Clara Wieck, la más famosa pianista del romanticismo. Su padre era un conocido pianista y maestro en Leipzig. Se llamaba Friedrick Wieck e hizo de Clara un verdadero prodigio. Con tan solo 5 años, Clara ya tocaba de oído, y su padre la animava a transportar pequeñas obras que improvisaba a partir de temas propios. Comenzó a actuar en público a los 9 años, impactando al propio Goethe, que admiró su capacidad para ejecutar su Scherzo opus 10, con distancias de décimas, una extensión entre notas casi imposible para su corta edad. También destacó el gran escritor la fuerza de sus manos que comparó con “la fuerza de siete jóvenes juntos”. Pero la imagen de Clara Wieck iba acompañada también de cierta tristeza, que le daba aún un conmovedor misticismo romántico.
Se formó con una gran exigencia, dado el carácter intransigente de su padre. Comenzó a escribir su Concierto para piano y orquesta opus 7 a los 13 años y lo estrenó a los 16, en noviembre de 1835, en la Gewandhaus de Leipzig, con la orquesta que dirigía Mendelssohn, compositor que sentía una gran estima por ella. La obra era como el relato de una joven virtuosa de clara vocación compositiva. Pronto aparecerá también la figura de Robert Schumann, lo que le supuso un cambio de vida substancial.
Schumann se enamoró de ella y entre los dos hubo una correspondencia “secreta”, debido a la oposición de su padre, Friedrick Wieck. Se casaron el 12 de septiembre de 1840. A partir de entonces, su vida fue otra. Nueva residencia y nacimiento de las dos primeras hijas, en 1841 y 1843. Su dedicación a la composición cambió por completo. Schumann influyó en su obra y los lieder pasaron a ser la composición preferente, limitando también a partir de entonces sus actuaciones como concertista. En su diario escribió: “…no practico el piano todo lo que debería, siempre sucede lo mismo cuando Robert está componiendo. ¡En todo el día no me queda ni una sola hora libre para mi! Y también he tenido que renunciar a la lectura de partituras”.
Es muy importante que haya elegido estas dos grandes pianistas y compositoras ya que, al estar unidas a dos nombres célebres del romanticismo, aumenta el valor de su empeño creativo. Ellas también serían relegadas al silencio, como ocurrió con todas las demás compositoras que forman un corpus todavía por descubrir.