La maravillosa Scheherazade de Rimsky-Kórsakov es algo único para mí. Conocía esta obra a tan solo siete u ocho años. Desde entonces es algo imprescindible. Conozco muy bien la partitura de hace mucho y escucharla de vez en cuando es algo necesario. Y hace un tiempo que hay una grabación por la que tengo una gran estima. Es la que realiza Eugen Ormandy con la Orquesta de Filadelfia el año 1978. Es una filmación de un concierto en directo. Me conmueve tanto porqué la filmación es todo un regalo. Es un momento para mi único. Veo a Ormandy dirigiendo sin ninguna pose. Pocos movimientos pero precisos. Los instrumentistas de la Filadelfia impresionan por un estado anímico que conmueve. Ya desde el inicio, con el tema violinístico tan bello y expresivo que el concertino realiza con tanto sentimento. La belleza ha comenzado Pero luego viene el reparto de solos instrumentales entre el viento así como el violonchelo. No me canso de escuchar y observar a unos músicos que viven otro mundo. Celestial y tan entrañable. Un color oriental tan expresivo y tan bien organizado en la partitura. Scheherazade es todavía hoy una obra estudiada, admirada e interpretada en toda Rusia. Ormandy es un maravilloso director y el sonido de la Orquesta de Filadelfia es de la mejor ley.
Sheherazade
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