Ferruccio Busoni (2)

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DEVOTO DE FRANZ LISZT
Busoni vivía con Franz Liszt. Fue uno de los que más difundió su obra, ya fuera en concierto como a sus discípulos. Liszt era la meta. Los dos veranos que estuvo en Weimar, centro artístico de tradición goetheniana, fueron inolvidables para todos los participantes. Maestro y discípulos hacían la vida en común. De la mañana a la noche, dividiendo el estudio, el trabajo, las charlas y el divertimento propio de los jóvenes. Tuvo unos 18 discípulos, algunos de los cuales se convertirían en pianistas ilustres.

ALGUNAS CARACTERÍSTICAS COMO PIANISTA
Después de Liszt, Busoni fue el primero en alargar la tastiera del piano y obtener nuevos efectos, fuera con la mano o con los dedos. Se dice que intentó lo que en su día realizó Paganini con el violín: glissandi en las dobles cuerdas, octavas en martellato: una nueva manera de entender el pedal, el aprovechamiento de la parte más alta y más baja del teclado, utilizar los diez dedos en las estructuras polifónicas, nuevos matices con el fin de lograr un sonido orquestal, realizar acordes con los cinco dedos sin arpegiar, la completa independencia de los cinco dedos…

Gisella Selden-Goth, discípula y amiga de Busoni, que escribió el año 1964 su libro sobre él titulado “Un profilo”, explica de manera exacta su comportamiento cuando tenía que tocar un concierto con orquesta: “Daba siempre la impresión de que quien sea se encontrara en el podio del director, la obra venía “dirigida” desde el piano. Necesitaba reunir todo el organismo instrumental en su propia mano. Cuando tocaba, sus ojos daban vueltas continuamente, de un atril a otro, como si estuviera haciendo música de cámara sin dejar de escuchar atentamente la fusión entre piano y orquesta. Antes de los ensayos tenía discusiones inacabables con el director de turno. La ejecución de cada compàs hasta el último detalle. Esto era a veces insoportable para un director que tenía ya una idea preconcebida de como tenía que funcionar su orquesta. Busoni solo deseaba una unidad perfecta de la ejecución”.

Busoni fue también el primer pianista de interpretar los “24 Preludios” de Chopin en una sola sesión. Y, naturalmente, su gran especialidad era su pasión por la música de Liszt, con especial atención hacia las obras menos divulgadas. Le gustava Cesar Franck y Saint Saëns, pero no se sentía cómodo con Debussy, que no incluía casi nunca. Consideraba su música como “musica poco saputa”. En la última época, las obras que fundamentalmente interpretaba en sus ya escasas apariciones en público, eran de Bach y Liszt, además de conciertos de Mozart y piezas del pasado ya olvidadas de autores como Hummel, Weber y Mendelssohn.

LAS TRANSCRIPCIONES
La famosa edición “Bach-Busoni” que contiene siete volúmenes fue publicada ya en 1920. Su contenido viene explicado por el mismo Busoni con las siguientes palabras: “El contenido de estos 7 volúmenes representa un valor que ha significado 25 años de mi vida y que ya considero acabado. La devoción de la casa editora “Breitkopf-Härtel” ha hecho posible editarlo en una edición completa”. La magna obra se considera como un conglomerado superior sobre el arte de tocar el piano.

Una alta escuela de interpretación, que va desde las simples “Invenciones” a dos voces hasta el estilo monumental de las transcripciones de órgano. Busoni se propuso transformar la maravillosa escritura bachiana para darle otra luz a través de una exigente escritura como de una fantasía virtuosística se tratara. Acercarla a él, al Busoni de verdad y con su mente de extraordinario observador. Su camino progresivo es toda una ciencia, una exploración que no ha tenido precedentes.

El fondo Ferruccio Busoni se encuentra en el Centro Studi Musicali de Empoli, localidad donde nació.


Ferruccio Busoni (1866-1924)

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Siguiendo el orden de nacimiento, después de D’Albert el más sobresaliente es Ferruccio Busoni, nacido dos años después. Busoni fue una personalidad excepcional, con una vida completa y compleja. A él le debo dedicar un espacio que será uno de los más amplios, y que dividiré en dos capítulos, dada su trayectoria repleta de los más variados episodios.

Es sabido que el checo Ignaz Moscheles fue uno de los primeros en fundar el “concierto-espectáculo”. Moscheles era unos 15 años mayor que Liszt y nació en 1794. Luego, con Liszt, el recital de piano ya era mucho más frecuente. Con la llegada de Ferruccio Busoni el pianismo adquirió nuevos impulsos. Y de fatalidad puede calificarse su desaparición, con tan solo 58 años, y en un momento en el que su creatividad no cesaba. Nació en la localidad italiana de Empoli el año 1866 y era hijo de padre italiano y madre alemana. El padre era clarinetista y la madre, Anna Weis, una buena pianista. Y ella fue la que se ocuparía de los primeros pasos del pequeño, introduciéndolo ya en algunos Preludios de Bach. Su padre no dudó en inscribirlo en el Conservatorio de Viena, entonces el más importante de Europa. Allí tiene la ocasión de conocer a Brahms y Hellmesberger. Su profesor Wilhlhem Mayer-Remy se da cuenta del talento de Ferruccio y lo estimula para realizar un curso de composición. Con Meyer ya trabajó y asimiló 48 Preludios y Fugas de Bach, que recibió casi inconscientemente, así como un buen número de piezas de Mozart. Ambos compositores, además de Chopin y la figura de Liszt, fueron la columna vertebral de su pasión hacia la música.

En 1883 inicia la segunda fase de su vida y se traslada en Leipzig. Allí se relaciona con la editorial de partituras Breitkopf & Härtel, con la que tuvo una larga y prolongada relación. Busoni se interesará por todo. Es uno de los artistas más completos de toda la historia. Era un lector constante de literatura, sobre las ciencias, las lenguas y naturalmente su piano, la dirección de orquesta, la composición y sus alumnos.

1890 fue un año memorable. Tenía 24 años y ganaba el Concurso Rubinstein en San Petersburgo, con su obra Konzertstück, para piano y orquesta, interpretada por él mismo. En 1893 viaja a los Estados Unidos, donde toca en ocho ciudades distintas, y en 1894 regresa a Berlín. Entre 1900 y 1911 escribió su primera ópera: Die Brautwahl, el concierto para piano y orquesta y otro para violín. Otra estada en Estados Unidos, para luego asumir la dirección del Liceo Musicale Rossini de Bolonia, que reformó consiguiendo equipararlo al nivel de los centros alemanes. Un último contrato en los Estados Unidos, que sería la quinta vez. Toca en enero de 1915. A su regreso a Europa, y debido a la guerra, se instala en Zurich, donde encontró un clima tranquilo y afectuoso. Pero en 1920 vuelve a su ciudad, para dedicarse nuevamente a la enseñanza, que realiza en su domicilio. Entre sus discípulos cuenta con Kurt Weill, Philip Jarmach y Vladimir Vogel. Pero su salud se quebranta. Problemas de riñón y algunos ataques cardíacos le provocan momentos depresivos. Pero en Berlín, Busoni tocaba frecuentemente y fue en aquellos años cuando dedicó gran parte de su tiempo con las transcripciones de Bach y de Liszt. Busoni organizaba entonces la “clase Busoni”, que fue un revulsivo para los pianistas. De 1901 a 1911, se convirtió en un concertista de fama mundial, además de ser considerado un “pianista problemático”. De 1902 a 1909, dirigió además la Filarmónica de Berlín, con la que realizó muchos estrenos de autores del momento.

Es importante subrayar que Busoni al piano fue un caso único. Era sólo él, diferente de todos los demás. Su concepto de la interpretación era reflejo de su mente inquieta, y provocaba estupefacción. Se decía incluso que escucharle equivalía a una “aventura peligrosa”. Su Chopin era a veces extraño y nada convencional. Lo tocaba con firmeza, claridad y un fraseo libre y con matices inesperados. Despertaba admiración o rechazo. Pero su personalidad siempre estaba presente.