Los 24 caprichos

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Fueron escritos en dos períodos, entre 1802 a 1817, y se publicaron en 1820, por la editorial Ricordi de Milán. Las innovaciones, absolutamente geniales, se encuentran ya desde el Capricho nº 1. Brillantísimo. Un continuo arpegiado de cuatro notas, rebotando arriba y abajo con un golpe de arco conocido con el nombre de balzato. Es amplio y con alteraciones rítmicas sorprendentes. Además incluye inesperados grupos de tresillos, que le dan una inestabilidad rítmica extraña y diabòlica.

El número 2, Moderato, es, al contrario, a la cuerda. Es tranquilo e incluso recuerda a Bach en su inicio. Hay problemas de arco más que evidentes, sobretodo por los cambios de cuerda. La inocencia del principio queda eclipsada cuando entramos en el cambio de arco entre la cuerda baja (sol) y alta (mi). El capricho, aunque es un Moderato, se interpreta de manera algo pausada però también hay quien la realiza de manera casi frenética y diabólica. Dos casos de intérpretes que lo tocan de manera totalmente diferente son Ruggiero Ricci (completamente loco) y Michael Rabin (con un sonido aterciopelado y algo barroco).

El número 4, Maestoso, también empieza con serenidad barroca. Escrito en Do menor, es largo y uno de los más interesantes. La melodia de caràcter popular adquirirà caràcter de variaciones, hasta alcanzar un clima de libertad total. Aparecen muchas combinaciones en doble cuerda, en especial de terceras y décimas. Todo él es muy musical.

El número 5, Agitato, es otra gran invención de Paganini. Se inicia con un sorprendente torrente de arpegios y escalas que llegan al límite máximo del batidor. Pero luego viene la verdad del capriccio. Cambio total y entramos en un Agitato de gran velocidad, de caràcter diabólico. El arco salta sin cesar a un tempo casi inverosímil y el efecto es enorme. Pero Paganini propone una distribución del arco muy personal. Grupos de notas saltades a tres arco abajo y una arco arriba con dos otros grupos, uno con cuatro notas arco abajo y otro con cuatro notas arco arriba. El efecto es tremendo. De todas fomas, hay quien lo toca con este golpe de arco original y hay quien lo toca sin este recurso paganiniano. El violinista Ricci lo toca como siempre a un tempo desorbitado però diabólico, mientras que Nathan Milstein lo interpreta como si estuviéramos delante de un espejo. Más lento però de una claridad excepcional.

El número 6, Tremolo, es un capricio cuyo procedimiento era ya utilizado anteriormente. Por Locatelli, por ejemplo. Escrito a dos voces, una de ellas haciendo el
“tremolo” mientras la otra se recrea en una melodia simple y expresiva. Se forman intérvalos de tercera, cuarta, quinta y sexta, que junto con la melodía se obtiene un amplio abanico armónico, poético y misterioso. Todo él es de una gran finura y está escrito en Sol menor.

El número 9 es el siguiente que querría comentar. ¿Cómo se puede describir el clima onomatopeico de este capricho en dobles cuerdas evocando las fanfarrias, las imitaciones naturalísticas y la atmósfera de la caza? Pues Paganini lo describe de manera perfecta. En la parte central el humor paganiniano aparece en una variación
humorística y simpàtica en forma de dialogo. Cuatro notas rápidas seràn
respondidas por dos tranquilas corcheas.

Paganini i dansaires

El número 13 es de los más conocidos y ejecutados Se conoce como “La risata
del diavolo”. Se inicia con terceras cromáticas descendientes, que imitan la risa del diablo. Luego toda la parte central es un juego de rápidos cambios de cuerda, y una ràpida bajada cromàtica en octavas. Hay también saltos dificiles entre la cuerda baja y el mi agudo. Su efecto es inmediato.

El número 17, escrito en Mi bemol, inicia con un Andante muy simpático y
original. Un grupo de rápidas fusas concluyen con tres corcheas de caràcter gracioso. Luego lo difícil. Terreno paganiniano. Pasajes sorprendentes y muy dificiles de octaves digitades a gran velocidad provocando un contraste total. Luego la repetición del Andante que da fin como si nada hubiera ocurrido.

El número 19 es un capricho un tanto extraño. Tres secciones. Cuatro compases
introductivos lentos y como alertando. Segunda sección un Allegro assai de caràcter humorístico y picaresco. Corcheas picades arco arriba en piano con respuesta contundente de dos corcheas en doble Cuerda y fuerte. La segunda corchea coincide con la caida del siguiente compàs. Pero luego todavía no tiene bastante y emprende una especie de carrera a base de semicorcheas como si escapara de algo y a ritmo aceleradísimo en la cuarta Cuerda Sol. La primera vez fuerte y la segunda piano. Luego
de nuevo el Allegro assai con el que concluye.

El número 24 es el último y el más famoso. Un capricho en La menor en forma de
variaciones. Once en total. Es una especie de calidoscopio que impresionó a otros grandes compositores, que lo utilizaron para crear obras muy importantes. Liszt, Brahms, Rachmaninov… De hecho este capricho es como un compendio de técnica violinística. Prácticamente se encuentra lo más esencial, ya sea sobre la mano izquierda o la técnica de arco. Su caràcter tiene algo de despedida. Inicia con la presentación del tema, una melodia tranquil·la y de caràcter popular, tras la cual comienza la chispeante primera variación. La variación 8, con sus acordes a tres y luego el pizzicato, entre la mano izquierda y el arco, a la que sigue una variación celestial en el agudo, provocan una especie de intermedio, que queda resuelto con la decidida y brillante última variación.

Paganini Caprici 24

Paganini

Paganini caricatura 2

Nicolò Paganini (1784-1840)
Si con Viotti se cierra el período clásico, un nuevo elemento que creó convulsión y que revolucionó el panorama violinístico fue la llegada de Nicolò Paganini. Su aparición fue un fenómeno aislado. No deriva de ninguna escuela en concreto, tampoco formó escuela alguna, pero su arte personalísimo sirvió de revulsivo para el arte violinístico. A los 12 años su padre lo mandó a Parma, donde tuvo contacto con Alessandro Rolla, que era
un reputado violinista, solista de aquella corte. Paganini estuvo durante los años 1796 y 1797 estudiando con él, y también contrapunto con el maestro napolitano Ghiretti.

Paganini, 1832, by Sir Edwin Landseer

Su primer gran concierto en Viena, el año 1828, causó una impresión enorme. Estuvo otros seis años fuera de Italia, cosechando éxitos por toda Europa. Era considerado el mejor y más gran violinista de todos los tiempos, impulsando el desarrollo de la técnica violinística hasta límites insospechados. Dejó un legado compositivo extraordinario. De manera especial sus célebres 24 Capricci, una obra personalísima que, junto con las Seis sonatas y Partitas de Bach, ocupa hoy la cima del repertorio violinístico.

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Los capricci de Paganini son de una originalidad total. Aunque conocía la obra de Locatelli, su gran personalidad va más allá de fórmulas técnicas conocidas o aprendidas. Paganini inventa, en cada capricho, siendo todos ellos de un juego imaginario siempre distinto. Algunos son sumamente atractivos y otros poseen una frialdad que atrae por su novedad.

El virtuoso italiano tocaba con un famoso violín construído por Giuseppe Guarneri del Gesú, apodado como Il Canone.

Paganini fue el intérprete más grande de toda la historia -y también el más controvertido-, con una vida repleta de aventuras, alguna de las cuales lo comparaban con el mismísimo Satanás, ya fuera por sus actos como por su aspecto singular. Era alto, delgado, de aspecto cadavérico, ojos brillantes y con una presencia sobre el escenario que provocaba una profunda impresión.

paganini - capritx 24