Marina Tsvietáseva (1892-1941) adoptó el serbal como símbolo de la soledad. He aquí un breve ejemplo:
“De rojo racimo
El serbal se encendió
Caían las hojas.
Entonces nací yo.”
Gran poetisa, nacida poco después de Anna Akmatova. Su vida fue de extrema dureza. Y su obra es importantísima. Nacida en Moscú el año 1892 era hija de Ivan Tsvietaiev conocido como profesor de Historia del arte en la Universidad de Moscú además de director y fundador de la Galería Pushkin también de Moscú. Anna se casó con Serguei Efron y ambos abandonaron Rusida poco después del año 1917. Primero estuvieron en Praga para que Sergei estudiara en la Universidad Charles pero ya poco después se trasladaron a París en el año 1925 que era en aquellos momentos el centro de la emigración rusa en Europa. También Berlín fue otra ciudad que acogió a grandes escritores y músicos de la que hablaremos más adelante. En París los dos jóvenes y sus dos pequeñas hijas se alojaron en el apartamento de Olga Chernov esposa del veterano líder socialista Viktor Chernov. Cuando Marina y Serguei se conocieron en el año 1911. Ambos tenían una idea romántica de la Revolución. El padre de Efron había sido terrorista en la resistencia clandestina revolucionaria. Efren creía en la resurrección de la Gran Rusia y estando en París con Marina sintió el fuerte impulso de regresar a la Unión Soviética de Stalin. Era el año 1931. Efron fue reclutado como agente en la NKDV y se convirtió en el principal organizador de la Unión Parisina para regresar a la patria. Su posición política se volvió insostenible para su esposa Marina también porqué era muy consciente de lo que ocurría en Rusia calificando de ingenuo a su marido por negar la realidad. Le dijo que si volvía acabaría em Siberia o todavía peor. Marina se sentía sola en París. Decía que los franceses solo se interesaban en si mismos además de lo que escribía y debido a la lengua que no generaba ninguna reacción. Su último libro de poemas Después de Rusia apareció en París el año 1928. Los últimos años de su vida denotaba ya un distanciamiento y soledad cada vez mayores:
Sólo digo: basta de tormentos…
Toma un jardín… solitario, como yo misma.
(¡ Pero no te quedes cerca, , tú misma!)
Un jardín,solitario,como yo misma.
“Todo me empuja hacia Rusia –escribió a Anna Teskova en 1931- Aquí soy innecesaria. Allá soy imposible”. Se sentía frustrada con los editores de publicaciones de periódicos, incluso del ruso Miliunkov, que no entendía su prosa. Se convencía de que solo en Rusia podría ser necesaria. Publicar, encontrar un nuevo círculo de escritores y empezar una nueva vida. Una poetisa no puede sobrevivir en la emigración. En 1937 se descubre que Efron es un agente soviético y que estaba implicado en el asesinato de un espía que se había negado a volver a la Unión Soviética.
Efron fue perseguido por la policía francesa y huyó a Rusia. Muchos exiliados que volvieron a Rusia ya intuían que regresaban a una vida de esclavitud, dispuestos a cerrar los ojos ante un mundo de castigo. La nostalgia fue superior a la supervivencia. Eran los años de La Gran Purga.
En 1939 Marina Tsvietaieva volvió a vivir con Efron y sus hijos en una “dacha”, cerca de Moscú. Poco después de su regreso, su hija Alya fue detenida y acusada de espiar para las potencias occidentales. Poco después arrestaron a Efron. Estaba completamente aislada. Pasaron veinte años de su estancia en París y se encontró con un boicot silencioso: el instinto de los rusos en no acercarse a los que volvían de Occidente. Eran como “antisoviéticos”. Bien pocos recordaban sus poemas y se sintió víctima de una total soledad. A partir de 1940 escribiría muy poca poesía y viviría con la idea fija del suicidio. Su último poema lo escribió en 1941 para su amigo, el joven poeta, Arseny Tarkovsky. En 1941 los alemanes lograron entrar en Rusia, camino de Moscú. Marina fue evacuada con su hijo Mur, en la república tártara de Kazan, donde alquilaron una pequeña casa de madera. Marina se ahorcó. He aquí la nota escrita que dejó para Mur:
¡Murlyga! Perdóname, pero seguir adelante sería peor. Estoy muy enferma,
Ésta ya no soy yo. Te amo con locura. Entiendo que no quiero vivir más.
Diles a papá y a Alya, si alguna vez los llegas a ver, que los quise hasta
El último momento, y explícales que yo estaba atrapada.
Tsvietàieva fue enterrada en una tumba sin nombre. Nadie asistió a su funeral. Ni tan sólo su hijo.